Desde el 2005, previos estudios científicos de caracterización y diagnóstico de los bosques mangles, se inició la implementación de planes de manejo integrales, con la participación comunitaria de mangleros, pescadores y caimaneros. El aprovechamiento comercial, artesanal y sostenible de las maderas de mangles, junto con la de pesca y la extracción de crustáceos y moluscos, es la base del sustento de más de 600 familias. En el 2006, la zona de manglares junto con las áreas aledañas, fueron declaradas por la autoridad ambiental (CVS), como una Área Protegida en la categoría de DMI (Distrito de Manejo Integrado de los recursos naturales), lo que le brindará un mayor grado de protección al hábitat natural de los cocodrilos, al estar la categoría reglamentada por la ley colombiana.(Gil-Torres & Ulloa-Delgado 2001; Sánchez-Páez et al., 2004; Sánchez-Páez et al., 2005; Ulloa Delgado et al., 2005; Ulloa-Delgado & Sierra-Díaz 2005 y Ulloa-Delgado & Sierra-Díaz 2006).
El estado colombiano ha dispuesto de normas para que los manglares sean objeto de actividades de conservación y ordenamiento, por parte de las autoridades locales según directrices y políticas nacionales. No obstante y de manera global, existen dos amenazas que podrían afectar significativamente la estabilidad y viabilidad de los manglares y de la población de cocodrilos. El ascenso del nivel del mar limitaría las áreas de posturas de los cocodrilos y afectaría la estabilidad y permanencia del hábitat, ya que los bordes mangláricos costeros podrían ser fácilmente erosionables. Un aumento en la temperatura ambiental y por lo tanto en la incubación natural podría inclinar la balanza en una mayor proporción de machos, lo que conllevaría a un proceso de extinción o desaparición local.
Como medida adaptativa para evitar la inundación de los nidos, el proyecto ha desarrollado la metodología de manejo del hábitat, el cual consiste en adecuar zonas “altas” para las posturas. En los bordes de caños o ciénagas se construyen montículos de sustrato de 60 a 80 cm de altura, para propiciar las posturas en estos sitios. En caso de un aumento en la temperatura ambiental la incubación ex situ y controlada podría ser parte de la solución. De todas maneras estos son tan solo ideas, que requieren de un mayor análisis y de una contextualización ecológica, ya que los cambios podrían ser muy complejos y afectar de manera integral.
El proyecto de cocodrilos además ha generado reconocidos escenarios de participación y educación ambiental “Observatorio de Participación y Educación Ambiental”, para la validación de herramientas que impulsen los ejes articuladores de la transformación de sociedades recolectoras a manejadores de sus territorios bajo criterios de uso sostenible.
Luego de varios años de labores de conservación ininterrumpidas, la población silvestre del caimán aguja o caimán del magdalena de la bahía de Cispata, se ha recuperado y como consecuencia de lo anterior, la sociedad san anterana ha fortalecido en su carácter la capacidad de salvar una especie de la extinción.
A la fecha se cuenta con la estandarización de cada una de las actividades de manejo de la especie, hasta tal punto de contar con un modelo de programa comunitario para proteger una especie en peligro de extinción. Modelo replicable, con los ajustes requeridos, en acuerdo a las particularidades de un territorio.
A la fecha la especie en la Bahía de Cispata cuenta con: (1) Caracterización y diagnóstico de las poblaciones silvestres de crocodílideos y del hábitat natural, que dan respuesta a interrogantes generales del sitio y específicos de la especie y su hábitat; permite contar con argumentos técnicos para el manejo, (2) una agrupación comunitaria líder del proyecto de conservación y uso sostenible de la especie y (3) autoridades gubernamentales y étnicas del orden local, regional, y nacionales fortalecidas para avanzar en una propuesta de uso sostenible como estrategia de conservación de una especie en peligro de extinción.
ASOCAIMAN ha avanzado de manera armónica al fortalecer, sincrónicamente, los diferentes sectores y actores de la sociedad: Alcaldía Municipal, Instituciones Gubernamentales, Academia, Asociaciones Comunitarias, Empresa Privada; de los tomadores de decisiones en los diferentes componentes que involucra la intervención y a través de la implementación, por un periodo que hoy completa 20 años de trabajo continuo, de las siguientes estrategias, como garante de la preparación de actores en el proceso de sostenibilidad de la intervención:
• Implementación de estrategias delineadas en las políticas públicas de: Biodiversidad y ecosistemas, educación ambiental, conservación de ecosistemas de manglar, participación comunitaria, ecoturismo, género y economía solidaria
• Participación de la mano de quince (15) asociaciones comunitarias involucradas en la implementación del Plan de Manejo Integral de los Manglares.
• Comunicación y divulgación: comunicadores locales y regionales y nacionales.
• Implementación de planes de investigación con universidades e institutos de investigación, y en este caso particular, la Universidad de los Andes, a través de la Facultad de Economía, dinamizo la consolidación del conocimiento sobre bienes de uso comunitario a partir de la instalación de experimentos económicos para la valoración de los recursos naturales.
“Una nueva conciencia en conservación, controles internacionales en el tráfico de vida silvestre
y programas de manejo y conservación, generan algún optimismo con respecto
a la supervivencia de los crocodílideos” Ulloa, 2007
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